El sudeste espera el milagro


Productores y asesores del sudeste bonaerense repasan y pronostican los resultados de un ciclo que será recordado por la fuerte sequía que afectó a casi todos los cultivos. Guardan esperanzas en la recuperación del maíz tardío y sojas de segunda. Temen por la llegada de las heladas.

 

Juan I. Martínez Dodda

 

Además de ser la primera campaña sembraba íntegramente sin retenciones para el trigo, el girasol y el maíz, con la reducción para soja, la 2016/17 será muy recordada por la sequía que apretó en diciembre y enero en el sudeste bonaerense. No obstante, productores y asesores referentes en la región esperan que cuando pasen los años, todos se acuerden de la “fabulosa repuntada de la soja y el maíz” después de haber “besado la lona” en un golpe casi de nocaut.

Algunas zonas se recuperaron a fines de enero y principios de febrero y otras tardaron hasta fines de febrero. Encargado de producción en la Estancia “El Bonete” de Bellamar Estancias, cerca de Necochea, Tomás Pérez Marino remarcó que “ya desde la primavera arrancó la falta de agua y se extendió hasta la mitad del verano”. Así las cosas, en plena cosecha de girasol están logrando rindes cercanos a los 27 qq/ha. “Hay dos zonas bien marcadas, el corredor de la ruta 11 con muy buenos rindes que pasan cómodos los 30 qq/ha, mientras que en las zonas mediterráneas e interserranas los rindes van de los 15 a los 25 qq/ha”, desarrolló Pérez Marino.

Leonardo Herrera Vegas, Responsable de Producción de Isaura, empresa con siembras en distintos lugares del país, contó que, en su radio de acción, “el girasol tuvo resultados variables con pocos campos en los que se alcanzó la media histórica”. En los pocos campos donde el girasol la pasó bien los promedios están entre 25 y 30 qq/ha, otros que no fueron tan favorecidos, que son la mayoría, promedian los 20-22 qq/ha y los ambientes con mayor estrés hídrico y suelos limitados tenían caídas hasta 13-15 qq/ha.

El ingeniero en Producción de “El Bonete” espera una cosecha de maíz “dentro de los parámetros normales para la zona” apalancada en “muchos que apostaron a las siembras tardías con bajas densidades, acompañadas con genéticas de alto potencial y estabilidad”. Esta “coraza” les permitió aguantar la sequía y aprovechar las buenas condiciones de febrero.

Para el asesor de empresas agropecuarias, miembro de AAPRESID y de AACREA (Mar y Sierras), Horacio “Peco” Repetto, el maíz plasmó un cambio de paradigma porque “históricamente se sembró en ambientes profundos y bajos y no en las lomas, y las últimas campañas empezó a subir a medias lomas y lomas”. Según Repetto, todo lo que se sembró tarde (hasta 20 de noviembre) con bajas densidades, está “de regular a bueno” y los tempranos (del 15 al 30 de octubre) en ambientes loma y media loma “están complicados”. Los bajos pudieron defender mejor el potencial de rendimiento.

El productor de la zona de Lobería (también en Tandil), Nicolás Bronzovich, describe a la perfección lo que les pasó esta campaña: “El girasol y los maíces tempranos tuvieron buenas implantaciones, pero la sequía los agarró en pleno periodo crítico y les pasó factura”, contó. Y agregó: “Los maíces tardíos, sojas, sojas de segunda tuvieron una implantación complicada porque no había humedad, sin embargo, lo que se pudo sembrar y llegó a las lluvias de enero tuvo una buena recuperación y pueden esperarse rindes aceptables”. Para Bronzovich, “como todo año seco, cualquier error mínimo se paga doble”, ya sea con menos rendimiento o con más plata.

El asesor en la zona de General Madariaga Gabriel Sandín se remonta a la cosecha de trigo para cuantificar la génesis del problema. En plena Navidad de 2016 se cosechaba trigo con una media de 5000 kilos por hectárea cuando la media de la zona es 6000-6500.

En lo que respecta a la gruesa, Sandín destacó que el girasol, que sufrió la sequía de fin de año, también tuvo que apechugar aquel temporal que en la costa argentina voló sombrillas, carpas y reposeras y revolcó bastante al girasol que ya venía maltrecho. Con todo, por vuelco que dejó lotes con 80% de cultivos en el piso, los girasoles rindieron en su zona 1300-1500 kg/ha cuando el rinde habitual es 2700-3000 kilos/ha. “Intentamos hacer modificaciones en los cabezales para reducir pérdidas, pero el daño ya estaba hecho”, repuso Sandín.

Con la cosecha de soja y maíz en ciernes, al momento de hacer la nota la esperanza pasa porque en febrero llovieron entre 250 y 300 milímetros en algunas zonas, un registro que la Sociedad Rural de General Madariaga no tenía hace 80 años.

Herrera Vegas contó tres situaciones respecto de la soja: “Las siembras tempranas de la primera quincena de noviembre bien logradas, las siembras de la segunda quincena de noviembre con logros ya más deficitarios y unos cuantos lotes que nacieron o se sembraron para la siguiente lluvia que ocurrió alrededor del 18 de diciembre o sea que son sojas casi de segunda por su fecha de siembra que se compusieron muchísimo por el balance hídrico favorable de febrero y primera quincena de marzo”.

Así, hoy se pueden encontrar campos con soja de primera que va a andar cerca de los rendimientos históricos y otros que van a estar entre un 10 y un 20% por debajo. La gran mayoría de la zona espera rindes en un rango de 25-27 qq/ha, las mejores zonas o con mejor balance hídrico esperan 30-33 qq/ha y las zonas menos favorecidas y con menor perfil de suelo caen sus expectativas a 20-22 qq/ha.

También hay dos panoramas bien marcados para el maíz. Según Herrera Vegas, están, por un lado, las siembras tempranas de octubre sobre suelos profundos y con alguna lluvia algo mayor en enero están llegando a madurez desparejos y con expectativas de una baja de 10, 20 y 30 por ciento sobre los promedios históricos. Por otro lado, están las muy interesantes siembras tardías de noviembre con baja de densidad (también mencionadas por Bronzovich) que les sacaron el jugo a las lluvias del 31 de enero “una gran aliada en floración” y los rindes esperados se acercan a los promedios históricos. “En términos generales podemos decir que hay muchos lotes y campos esperando entre 70 y 85 qq/ha en la zona y algunos pocos lotes que se escapan para abajo y otros pocos para arriba de ese rango”, dijo Herrera Vegas.

El Responsable de Producción de Isaura opinó que fue la soja de segunda el cultivo que más sufrió el impacto de la falta de agua de diciembre y enero, meses en los que perdió potencial. “Los lotes que todavía siguen en carrera deben aún enfrentar días que empiezan a ser fríos (la mínima por ahora es de 4-5 grados) y será clave escaparle a las heladas tempranas”, enfatizó Herrera Vegas.

Para Bronzovich la sorpresa puede llegar con los maíces tardíos. “Creíamos que el cultivo que se bancaba la seca era el girasol pero estos maíces también están encontrando su lugar, falta ajustar mejor densidades y ciclos”, dijo Bronzovich. El “croata” se mostró optimista con la soja de segunda en su zona: “Si la primera helada se demora hasta mediados de abril me parece que la soja y sobre todo las de segunda nos pueden llegar a sorprender con su recuperación”. Aunque supone que, de todos modos, los rendimientos van a quedar por debajo de los rindes esperados. Para Repetto, las sojas de segunda “están muy buenas, con buen desarrollo” pero atrasadas y corren riesgo por heladas.

Las cartas están casi todas jugadas, sólo falta esperar qué ocurrirá con esas heladas para conocer, como en el chinchón, el “juego” que se puede armar de esta campaña 2016/17.